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El suicidio como manifestación del desapego a la vida: algunos apuntes de su base biológica

(Artículo publicado el 2 de noviembre de 2007)

Somos un pozo repleto de abismos, y en esos abismos se disuelven un sinfín de realidades inapelables con las que tenemos que luchar a lo largo de nuestra vida. Por suerte, no siempre les hacemos caso y las miramos de refilón. Grandioso es nuestro cerebro, que nos protege de ellas.

Gracias al poder atenuante de nuestra mente, andamos por nuestro devenir diario y nos alejamos del tormento que nos supone tener que formularnos continuamente preguntas que no tienen fácil respuesta, aunque a veces perdemos el halo de protección que nos permite sobrevivir y mirar hacia al futuro con optimismo sin dejarnos caer en la amargura de tales designios.

La ventana emocional que nos separa de la profunda y dolorosa reflexión de las cuestiones existenciales la traspasamos cuando ocurren circunstancias límite en nuestra vida, aquellas que nos golpean de cerca y nos hacen parar por unos instantes nuestra marcha y observar nuestro entorno. Pero, en circunstancias normales, no estamos preparados para sumergirnos en el análisis de las coyunturas que nos rodean y que hacen que entendamos la vida como una oportunidad finita, con un principio, pero también con un final… que a veces puede ser absolutamente voluntario

(para seguir leyendo pulsar el vínculo siguiente)

https://elvuelodelalechuza.com/2017/11/02/el-suicidio-como-manifestacion-del-desapego-a-la-vida-algunos-apuntes-de-su-base-biologica/

 

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